Cuando miramos hacia nuestros recuerdos evocamos momentos que nos llegan como imágenes y flashes en las que nos observamos a nosotros mismos asomándonos a la de nuestra memoria.
En ésta instalación, el que es observado no sabe quien lo ve (es cegado por un flash intermitente que tiene frontalmente colocado), y el observador sabe que no puede ser visto. Es un juego de identidad que hace un guiño en éste vídeo a lo inverosímil pues el observador será el mismo que está sentado esperando a ser mirado.
El recorrido de la instalación es el siguiente:
Primer recorrido


No hay comentarios:
Publicar un comentario